Silencios que hablan.
Muchas veces no sabemos cómo abordar temas con los mas chicos de la casa.
En esta oportunidad les presento una autobiografía de mi autoría, espero les guste.
Silencios que hablan.
20 de febrero de 1998.
Querido diario: ¡Que suerte que tengo! Justo lo que había pedido, voy a empezar a escribir. Me llamo Amanda y ayer los cumplí 7 años. Mamá se llama Anna y papá Gabriel. Mi hermana se llama Carolina, es más grande que yo, y tengo una perrita que se llama Nala. Hoy no sé qué más escribir.
09 de marzo de 1998.
Mamá no se acordaba dónde te había dejado, porque estuvo limpiando y te puso en un cajón. Hoy cuando llegue de la escuela me lleve una sorpresa al verlo a papá en casa, no había ido a trabajar porque se sentía mal, cuando le pregunte que le pasaba me dijo: - me duele un poco la cabeza y el cuerpo, seguro es un resfrío.- me contestó. -¿Un resfrío en pleno verano?- pensé, pero preferí no seguir con las preguntas, porque siempre me dicen lo mismo: Amanda que chusma, basta de preguntas. Así que me senté en la mesa a comer.
12 de marzo de 1998.
Mamá me trajo a la casa de la abuela porque mi papá seguía sintiéndose mal. Me llamó a los gritos para que me apure, así que te agarre antes de salir de casa. La abu dice que no pasa nada, que solamente le duele la cabeza. Carolina se quedó en la casa de una amiga, así que la abuela me da todos los gustos, y hasta me compro un huevito Kinder para después de comer.
15 de marzo de 1998.
Hace tres días que no veo a papá. Yo no estoy yendo al colegio, así que miro todo el día el Cartoon Network. Mamá viene a comer, se ve cansada y habla mucho con la abuela. Trajo a Caro para que se quede con nosotras, pero ella tampoco habla mucho, seguro que piensa en algún novio, o en la fiesta de 15, ¡solo falta un mes! Yo no sé qué me voy a poner, pero tampoco es el momento para preguntar.
19 de marzo de 1998.
Hoy fui a ver a papá al hospital y no me gustó nada. El lugar es muy grande, mucha gente caminando de acá para allá. Él está en una habitación toda blanca, acostado en una cama. Tiene un cablecito que sale de una bolsita y llega a su brazo. Cuando me vio se puso a llorar y me abrazó muy fuerte. Mamá también lloró y quede en el medio de un abrazo lleno de lágrimas, sin saber que pasaba. Estuvimos un rato largo, había una tele que si le ponías fichas andaba y una ventana que daba a una plaza. Le pregunte a papá si podíamos ir, pero me dijo que él se tenía que quedar hasta que lo curen.
Ya era de noche cuando mama me dijo que ya nos vamos. Le di un beso y un abrazo, y el volvió a llorar. Me dijo que me amaba y que todo iba a salir bien, yo le sonreí y baje de la cama de un salto.
24 de marzo de 1998.
Ya me cansé. La abuela sigue sin decirme nada, así que cuando mamá vino a comer le dije que quería saber lo que estaba pasando.
-Papá tiene algo en la cabeza, una bolita que se llama tumor. -
- Ah, ¿y porque no se la sacan?-
-Porque está en un lugar que no se puede operar.-
-¿Y entonces? ¿Qué van a hacer?-
Mamá se puso a llorar, y me di cuenta que ya no tenía que seguir preguntando.
29 de marzo de 1998.
Hoy volvimos a casa las tres, Nala nos extrañaba mucho. Mamá abrió las ventanas y la ayudamos a limpiar. Yo me puse contenta, porque pensé que papi iba a volver a casa, aunque no le pregunte nada a mama, pero tenía muchas ganas de que así sea.
31 de marzo de 1998.
Hoy estábamos las tres en el living de casa cuando sonó el teléfono. Atendió mamá, era del hospital. Yo no entendía que estaba pasando pero Caro parece que sí, porque corrió a ayudar a mamá cuando a ella se le cayó el teléfono de las manos. Yo fui corriendo y me abrazaron, sentí algo, algo feo y lloramos juntas. Hoy no importaba si iba o no al cole o si Nala se subía al sillón y lo dejaba lleno de pelos hoy era un día muy triste, papa había muerto.
Llego mucha gente a casa, todos nos abrazaban y nos decían “lo siento mucho”, y a todos les contestaba lo mismo - yo también.-
Llegaron mis amigas, y a mi tía causo ternura ver cómo me agarraban de la mano, yo no le veía nada raro, eso hacen las amigas, ¿o no?
Al rato mamá me dijo que lo mejor iba a ser que me quede en la casa de Luli, su mamá me conoce desde chiquita así que confía mucho en ella. Cuando llegamos a la casa me ofreció algo para comer. Se sentó en frente mío, me agarró de las manos y me explico lo que seguía después:
-Esta tarde van a despedir a tu papá, no es una situación linda- me dijo, y siguió - va a estar en una sala grande, en el centro va a estar el cajón donde descansa el.-
-¿Un cajón? Pobrecito - pensé, pero no quería preguntar nada, solo movía la cabeza como para que se dé cuenta de que la estaba escuchando.
Y así fue, había muchas flores, todos me miraban con cara rara, para mi les parecía raro que esté en ese lugar porque todos era adultos. Mamá me tomo de la mano y me llevo por un pasillo, al girar ahí estaba el, acostadito, todo de blanco, con una sonrisa y un rosario entre las manos. Muy frio, demasiado, le di un besito en la frente y me quede al lado, las paredes estaban llenas de mensajes sobre algo que se llaman coronas, son como ramos de flores pero en forma de circulo.
02 de abril de 1998.
Ayer me acosté muy tarde, dormí en la casa de Luli, y la mamá me hizo un súper desayuno.
Esta noche vuelvo a casa. Ojala mamá este más tranquila, pensé, seguro tendrá muchas cosas en que pensar ahora que papi no está. Así que voy a bañarme y esperarla vestida y peinada.
Recién llegamos y mamá se metió en el baño. No sé si molesto mirando la tele, así que salí al patio y me puse a jugar con mi sombra, que cada vez se hacía más larga por la caída del sol.
09 de abril de 1998.
Querido diario: Volví al cole, la seño me dio un abrazo fuerte y me pregunto cómo estaba.
Mamá ya no llora tanto y a veces se ríe. Otra vez nos sentamos las tres juntas para comer, como hacía mucho que no pasaba. A veces la acompaño a mamá a hacer trámites, pero nunca pregunto nada.
Muchas veces sueño que papá se sienta en el cajón y me da un abrazo “de oso” como él lo llamaba, tan fuerte pero tan tierno a la vez. Extraño verlo tironeándose los rulitos cada vez que miraba los partidos de River, mientras prendía un cigarrillo. A mi mama nunca le gusto que fume, de vez en cuando discutían por eso, pero él nunca le hacía caso.
En unos días va a ser el cumpleaños de 15 de Caro. Había una fiesta preparada, un vestido, invitaciones y mucha música, pero se suspendió todo. Pero ahora no estamos para festejos.
12 de octubre de 2007.
Querido diario: que sorpresa fue abrir el cajón de escritorio y encontrarte después de 10 años.
Como verás crecí, terminé la escuela, trabajo y estoy de novia.
Caro se recibió de médica, y está viviendo sola, así que en casa quedamos mama, Nala y yo.
Mama está mucho mejor, consiguió trabajo hace unos años, y creo que está conociendo a un hombre. Me costó asumirlo, hasta que en una discusión ella me dijo:
-¿porque no puedo rehacer mi vida si yo no elegí lo que me tocó vivir?- y yo callé.
Siempre fui curiosa, pero a veces, y en algunas situaciones no era necesario seguir preguntando, no buscar más respuestas, porque en ocasiones los silencios hablan solos.
En esta oportunidad les presento una autobiografía de mi autoría, espero les guste.
Silencios que hablan.
20 de febrero de 1998.
Querido diario: ¡Que suerte que tengo! Justo lo que había pedido, voy a empezar a escribir. Me llamo Amanda y ayer los cumplí 7 años. Mamá se llama Anna y papá Gabriel. Mi hermana se llama Carolina, es más grande que yo, y tengo una perrita que se llama Nala. Hoy no sé qué más escribir.
09 de marzo de 1998.
Mamá no se acordaba dónde te había dejado, porque estuvo limpiando y te puso en un cajón. Hoy cuando llegue de la escuela me lleve una sorpresa al verlo a papá en casa, no había ido a trabajar porque se sentía mal, cuando le pregunte que le pasaba me dijo: - me duele un poco la cabeza y el cuerpo, seguro es un resfrío.- me contestó. -¿Un resfrío en pleno verano?- pensé, pero preferí no seguir con las preguntas, porque siempre me dicen lo mismo: Amanda que chusma, basta de preguntas. Así que me senté en la mesa a comer.
12 de marzo de 1998.
Mamá me trajo a la casa de la abuela porque mi papá seguía sintiéndose mal. Me llamó a los gritos para que me apure, así que te agarre antes de salir de casa. La abu dice que no pasa nada, que solamente le duele la cabeza. Carolina se quedó en la casa de una amiga, así que la abuela me da todos los gustos, y hasta me compro un huevito Kinder para después de comer.
15 de marzo de 1998.
Hace tres días que no veo a papá. Yo no estoy yendo al colegio, así que miro todo el día el Cartoon Network. Mamá viene a comer, se ve cansada y habla mucho con la abuela. Trajo a Caro para que se quede con nosotras, pero ella tampoco habla mucho, seguro que piensa en algún novio, o en la fiesta de 15, ¡solo falta un mes! Yo no sé qué me voy a poner, pero tampoco es el momento para preguntar.
19 de marzo de 1998.
Hoy fui a ver a papá al hospital y no me gustó nada. El lugar es muy grande, mucha gente caminando de acá para allá. Él está en una habitación toda blanca, acostado en una cama. Tiene un cablecito que sale de una bolsita y llega a su brazo. Cuando me vio se puso a llorar y me abrazó muy fuerte. Mamá también lloró y quede en el medio de un abrazo lleno de lágrimas, sin saber que pasaba. Estuvimos un rato largo, había una tele que si le ponías fichas andaba y una ventana que daba a una plaza. Le pregunte a papá si podíamos ir, pero me dijo que él se tenía que quedar hasta que lo curen.
Ya era de noche cuando mama me dijo que ya nos vamos. Le di un beso y un abrazo, y el volvió a llorar. Me dijo que me amaba y que todo iba a salir bien, yo le sonreí y baje de la cama de un salto.
24 de marzo de 1998.
Ya me cansé. La abuela sigue sin decirme nada, así que cuando mamá vino a comer le dije que quería saber lo que estaba pasando.
-Papá tiene algo en la cabeza, una bolita que se llama tumor. -
- Ah, ¿y porque no se la sacan?-
-Porque está en un lugar que no se puede operar.-
-¿Y entonces? ¿Qué van a hacer?-
Mamá se puso a llorar, y me di cuenta que ya no tenía que seguir preguntando.
29 de marzo de 1998.
Hoy volvimos a casa las tres, Nala nos extrañaba mucho. Mamá abrió las ventanas y la ayudamos a limpiar. Yo me puse contenta, porque pensé que papi iba a volver a casa, aunque no le pregunte nada a mama, pero tenía muchas ganas de que así sea.
31 de marzo de 1998.
Hoy estábamos las tres en el living de casa cuando sonó el teléfono. Atendió mamá, era del hospital. Yo no entendía que estaba pasando pero Caro parece que sí, porque corrió a ayudar a mamá cuando a ella se le cayó el teléfono de las manos. Yo fui corriendo y me abrazaron, sentí algo, algo feo y lloramos juntas. Hoy no importaba si iba o no al cole o si Nala se subía al sillón y lo dejaba lleno de pelos hoy era un día muy triste, papa había muerto.
Llego mucha gente a casa, todos nos abrazaban y nos decían “lo siento mucho”, y a todos les contestaba lo mismo - yo también.-
Llegaron mis amigas, y a mi tía causo ternura ver cómo me agarraban de la mano, yo no le veía nada raro, eso hacen las amigas, ¿o no?
Al rato mamá me dijo que lo mejor iba a ser que me quede en la casa de Luli, su mamá me conoce desde chiquita así que confía mucho en ella. Cuando llegamos a la casa me ofreció algo para comer. Se sentó en frente mío, me agarró de las manos y me explico lo que seguía después:
-Esta tarde van a despedir a tu papá, no es una situación linda- me dijo, y siguió - va a estar en una sala grande, en el centro va a estar el cajón donde descansa el.-
-¿Un cajón? Pobrecito - pensé, pero no quería preguntar nada, solo movía la cabeza como para que se dé cuenta de que la estaba escuchando.
Y así fue, había muchas flores, todos me miraban con cara rara, para mi les parecía raro que esté en ese lugar porque todos era adultos. Mamá me tomo de la mano y me llevo por un pasillo, al girar ahí estaba el, acostadito, todo de blanco, con una sonrisa y un rosario entre las manos. Muy frio, demasiado, le di un besito en la frente y me quede al lado, las paredes estaban llenas de mensajes sobre algo que se llaman coronas, son como ramos de flores pero en forma de circulo.
02 de abril de 1998.
Ayer me acosté muy tarde, dormí en la casa de Luli, y la mamá me hizo un súper desayuno.
Esta noche vuelvo a casa. Ojala mamá este más tranquila, pensé, seguro tendrá muchas cosas en que pensar ahora que papi no está. Así que voy a bañarme y esperarla vestida y peinada.
Recién llegamos y mamá se metió en el baño. No sé si molesto mirando la tele, así que salí al patio y me puse a jugar con mi sombra, que cada vez se hacía más larga por la caída del sol.
09 de abril de 1998.
Querido diario: Volví al cole, la seño me dio un abrazo fuerte y me pregunto cómo estaba.
Mamá ya no llora tanto y a veces se ríe. Otra vez nos sentamos las tres juntas para comer, como hacía mucho que no pasaba. A veces la acompaño a mamá a hacer trámites, pero nunca pregunto nada.
Muchas veces sueño que papá se sienta en el cajón y me da un abrazo “de oso” como él lo llamaba, tan fuerte pero tan tierno a la vez. Extraño verlo tironeándose los rulitos cada vez que miraba los partidos de River, mientras prendía un cigarrillo. A mi mama nunca le gusto que fume, de vez en cuando discutían por eso, pero él nunca le hacía caso.
En unos días va a ser el cumpleaños de 15 de Caro. Había una fiesta preparada, un vestido, invitaciones y mucha música, pero se suspendió todo. Pero ahora no estamos para festejos.
12 de octubre de 2007.
Querido diario: que sorpresa fue abrir el cajón de escritorio y encontrarte después de 10 años.
Como verás crecí, terminé la escuela, trabajo y estoy de novia.
Caro se recibió de médica, y está viviendo sola, así que en casa quedamos mama, Nala y yo.
Mama está mucho mejor, consiguió trabajo hace unos años, y creo que está conociendo a un hombre. Me costó asumirlo, hasta que en una discusión ella me dijo:
-¿porque no puedo rehacer mi vida si yo no elegí lo que me tocó vivir?- y yo callé.
Siempre fui curiosa, pero a veces, y en algunas situaciones no era necesario seguir preguntando, no buscar más respuestas, porque en ocasiones los silencios hablan solos.
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